Por Dr. Mario Polacov – Médico Pediatra de la Ciudad de Alta Gracia – MP 18.9279 – M.E. 6506
El uso de andadores o caminadores infantiles es una costumbre que se ha instalado en la sociedad desde hace mucho tiempo. Promoviendo su empleo se señala que el niño en estos dispositivos logra una libertad de movimiento, lo cual lo pone contento, lo emociona, lo divierte y le permite explorar e investigar convirtiéndose por ello en una gran experiencia; asimismo produciría un “desgaste de energía” equivalente a la bicicleta en niños mayores.

Muchos padres consideran al andador como un recurso para el cuidado infantil: el estar sentado o semisentado en un espacio del que no puede salirse daría en principio una sensación de seguridad. Pero lo cierto es exactamente lo contrario: los andadores son inestables y el niño se desplaza a una gran velocidad (puede llegar a 1 metro por segundo, equivalente a 3.6 km/hora) y le permite acceder a objetos que habitualmente no están a su alcance, lo cual hace que el andador sea extremadamente peligroso. Las estadísticas señalan accidentes con una frecuencia del 12% al 50% relacionados con el uso de andadores. Entre las lesiones habituales figuran golpes en la cabeza (por vuelcos o caídas de escaleras), lastimaduras, fracturas, luxaciones dentarias, atrapamiento de dedos, hematomas, ahogamiento, envenenamiento por sustancias tóxicas, quemaduras, entre otras. Si bien en la mayoría de los casos se tratan de lesiones leves, existen casos documentados de accidentes graves con riesgo de vida para el bebé.
La mayoría de las lesiones ocurren en presencia de los padres o cuidadores: el bebé que usa andador se desplaza a gran velocidad y cuando el adulto se da cuenta que tiene que llegar a socorrerlo ya es tarde.
«Los padres deben privilegiar otras alternativas seguras para protección y estímulo de sus hijos: jugar con una manta sobre el piso, promover el gateo, el “corralito”, son recursos de interacción adecuados para el niño se encuentre seguro y feliz. Si se quiere ayudar a caminar, el mejor andador para un niño son las manos seguras de su madre para acompañarlo y sostenerlo en su aprendizaje «
Otro mito erróneo es considerar que el andador estimula la maduración de la marcha. Las evidencias demuestran precisamente lo contrario: el uso del andador puede retrasar su inicio. El andador no enseña a caminar, aunque veamos que el niño se desplace y mueva sus piernas como si estuviera caminando; no está aprendiendo a sostener su cuerpo ni ejercita el equilibrio, que son requisitos básicos para poder caminar.
Por otra parte, no incentiva el balanceo de los brazos al caminar, lo cual es indispensable para la coordinación de la marcha. Asimismo la postura semisentada no es eficaz a la hora de mantener la posición erecta y el niño aprende a desplazarse “patinando” para que las ruedas del andador se muevan, lo cual le genera dificultades futuras ya que debe “desaprender” este patrón inadecuado de marcha para luego adquirir el esquema motriz correcto.
Por los motivos antedichos los pediatras desaconsejamos el uso de los andadores infantiles; la Academia Americana de Pediatría ha realizado una recomendación taxativa en este sentido. En algunos países como Canadá está prohibida su fabricación y comercialización.
Autores del Trabajo: Dr. Mario Polacov, Dr. Benjamín Malamud, Dr. Mario Galetto, Dra. Marité Blengini
Acerca de Mario Polacov
Médico pediatra de la ciudad de Alta Gracia, Provincia de Córdoba. Graduado en la Universidad Nacional de Córdoba en 1886 con un promedio general de 10 puntos. Abanderado de la Facultad de Ciencias Médicas y de la Universidad Nacional de Córdoba. Premio Mención de Honor en la Carrera de Medicina.Premio Joven Sobresaliente de la República Argentina en 1988, otorgado por la Cámara Junior de Buenos Aires en 1988.Ex-Residente del Hospital de Niños de la Santísima Trinidad de Córdoba. Especialista en Pediatría desde el año 1993, expedido por el Consejo de Médicos de la Provincia de Córdoba. Miembro del Comité de Pediatría Ambulatoria de la Sociedad Argentina de Pediatría Filial Córdoba desde 1998 a la fecha. Integrante de la Comisión Directiva de la Sociedad Argentina de Pediatría Filial Córdoba desde el año 2008 a la fecha.Disertante en Cursos y Congresos pediátricos a nivel provincial y nacional. Autor de trabajos científicos relacionados con la especialidad, y notas periodísticas en medios de difusión masiva a nivel provincial.

Autor del libro:

Crianza saludable. Educando y comprendiendo a los hijos
Sinopsis
La crianza de nuestros hijos es un camino que vamos abriendo día a día, una experiencia que nos desafía y nos obliga a tomar decisiones a cada momento. Así como un niño va creciendo y aprendiendo, como padres nos vamos “construyendo” con el cotidiano andar, mezclando responsabilidad, dedicación y disfrute en esta tarea sagrada con la que la vida nos bendice. Los chicos nos miran, nos imitan, nos miden, nos critican; recogen enseñanzas de lo que decimos, de lo que hacemos y de lo que dejamos de hacer. Por ello la crianza nos ubica como maestros,invitándonos a poner en práctica el arte de educar y comprender a los hijos. A lo largo de estas páginas encontrarán algunos mensajes orientadores para poder acompañarlos adecuadamente, reconociendo sus fortalezas y sus carencias, descubriendo sus necesidades y su potencial. Desde el amor como eje central, tanto para abrazarlos como para ponerles límites, se proponen recursos y medios para que podamos ser mejores padres de mejores hijos.
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Los pediatras decimos NO a los andadores infantiles