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Por Dr. Mario Polacov – Médico Pediatra de la Ciudad de Alta Gracia – MP 18.9279 – M.E. 6506

En estos tiempos de amplia circulación de virus respiratorios, los chicos hacen honor a la manera en que se los suele llamar: “mocosos”.

Sucede que los niños son hipersecretores, es decir que reaccionan con abundante producción de moco ante estímulos externos: gérmenes, alergenos contenidos en el aire, variaciones climáticas, tóxicos inhalados (humo de cigarrillo), etc. Como la naturaleza es sabia, si el moco existe debe tener alguna función. Por ello debe conocerse qué es el moco, su importancia y el problema de su exceso.
En primer lugar, el moco es un líquido viscoso producido por glándulas existentes en toda la superficie de la vía respiratoria desde la nariz hasta el pulmón. Y la producción de moco surge como respuesta a los antes mencionados desencadenantes ambientales; por tanto el problema no es el moco, sino la causa que lo produce.
 
Este moco tiene importantes funciones: por su característica “pegajosa” los irritantes del aire inspirado quedan adheridos a él, permitiendo que llegue al pulmón aire limpio cumpliendo así una función de filtro. Por otra parte, el moco hace posible calentar el aire que respiramos y humedecerlo, para que en esas condiciones pueda ser más efectiva la oxigenación pulmonar.
Asimismo el moco contiene anticuerpos que constituyen la primera barrera para frenar las infecciones. Por todo y a pesar de que reneguemos con ellos, en lugar de “malditos mocos” deberíamos decir “benditos mocos”. Ellos en realidad nos protegen y nos cuidan. Ahora bien, cuando se produce un exceso de secreciones la cosa se complica. Si hay un estímulo agresivo (generalmente por infecciones causadas por virus o bacterias) se supera la capacidad de contención del moco, llevando ello a una reacción inflamatoria. Y esa inflamación aumenta la cantidad de secreciones en la vía respiratoria: no sólo del moco, sino también de glóbulos blancos que buscan frenar la penetración de los gérmenes. 


Sucede que los niños son hipersecretores, es decir que reaccionan con abundante producción de moco ante estímulos externos: gérmenes, alergenos contenidos en el aire, variaciones climáticas, tóxicos inhalados (humo de cigarrillo), etc. Como la naturaleza es sabia, si el moco existe debe tener alguna función. Por ello debe conocerse qué es el moco, su importancia y el problema de su exceso.  


Es una batalla en la que el moco busca protegernos, aunque nos tapa los conductos: “no podemos respirar, no nos pasa el aire”.Surge entonces un segundo pero molesto aliado: la tos. Porque la tos es la forma de eliminar las flemas, de sacar esos tapones de mocos para que podamos respirar mejor. La tos resulta entonces más enérgica cuanto más “pegadas” a la vía aérea estén las secreciones.
A los pediatras nos llega el pedido (casi la súplica) que cortemos la tos del niño, pero si lo hiciéramos quedarían las flemas retenidas lo cual agravaría el cuadro. Por tanto a la tos no hay que combatirla, hay que ayudarla para que cumpla su función: una vez expulsadas las flemas, desaparecerá la tos.Todo lo que nos pasa tiene una razón de ser, y ésta debe conocerse y ser debidamente interpretada.
Los síntomas deben tratarse entendiendo su origen; no se trata de anular la consecuencia sino de resolver su causa. Los mocos y la tos son necesarios para la vida, sus excesos deben controlarse con decisiones médicas evitando automedicaciones que pueden agravar la enfermedad.   

Acerca de Mario Polacov

Médico pediatra de la ciudad de Alta Gracia, Provincia de Córdoba. Graduado en la Universidad Nacional de Córdoba en 1986 con un promedio general de 10 puntos. Abanderado de la Facultad de Ciencias Médicas y de la Universidad Nacional de Córdoba. Premio Mención de Honor en la Carrera de Medicina.Premio Joven Sobresaliente de la República Argentina en 1988, otorgado por la Cámara Junior de Buenos Aires en 1988.Ex-Residente del Hospital de Niños de la Santísima Trinidad de Córdoba. Especialista en Pediatría desde el año 1993, expedido por el Consejo de Médicos de la Provincia de Córdoba. Miembro del Comité de Pediatría Ambulatoria de la Sociedad Argentina de Pediatría Filial Córdoba desde 1998 a la fecha. Integrante de la Comisión Directiva de la Sociedad Argentina de Pediatría Filial Córdoba desde el año 2008 a la fecha.Disertante en Cursos y Congresos pediátricos a nivel provincial y nacional. Autor de trabajos científicos relacionados con la especialidad, y notas periodísticas en medios de difusión masiva a nivel provincial.

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«Benditos mocos» Columna del Dr. Mario Polacov

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